Los Mustang amenizan un programa infantil de América Televisión a fines de los años 60

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El mundo de los niños y sus vinilos

Una guía de discos peruanos para el público infantil, de Chabuca Granda a Yola Polastri

Por Hugo Lévano

Desde sus inicios, la industria discográfica nacional mostró interés comercial por el público infantil y adolescente menor de 15 años, para quienes grabó numerosos discos de económico esparcimiento, que fueron aceptados con gusto por los padres.

En los siguientes párrafos recordaremos solo algunas grabaciones de este género realizadas entre fines de los años cincuenta e inicios de los ochenta. Como es una lista extensa y ciertamente desconocida en su totalidad (y cada año se «descubren» olvidadas producciones en vinilos o casetes), solo comentaremos por acá las más exitosas, las más llamativas y las elogiadas por la prensa, alejándonos de todo afán completista.

Y ya saben, ¡a cada boca su rica sopa!

Villancicos, coros y grupos de niños

La música navideña ha estado desde siempre ligada al público infantil. Tempranamente, en 1957, Sono Radio reunió en el EP Navidad grabaciones de diversas partes del mundo (como White christimas de Irving Berlin e In notte placida del francés François Couperin) con villancicos compuestos especialmente para la ocasión por nacionales como Mario Cavagnaro, Pablo de los Andes y Chabuca Granda.

Ese mismo año, tal vez como respuesta a Sono Radio, el sello MAG sacó a la venta el EP Villancicos amazonenses, un encomiable trabajo de recopilación realizado en la región San Martín por el profesor de música Ángel Alvarado Valdez, elaborado por encargo del Ministerio de Educación. Él también acompañó, con el laúd, el grupo femenino que los entonaba.

En la siguiente década, los villancicos se continuaron grabando, pero, desde 1965, interpretados generalmente por coros, debido a la popularidad que este tipo de agrupaciones logró por el éxito de la película The sound of music (titulada en Perú como La novicia rebelde), cándido musical protagonizado por una familia que cantaba en conjunto. Su estreno, en el cine Roma, contó con la actuación del coro del centro cultural Art Center, formado por unas cincuenta voces de todas las edades, que ejecutó esa noche, en inglés, dos temas del largometraje: Do, re, mi y The sound of music, los cuales formaron parte de un disco de 45 RPM de MAG. Por cierto, la versión en español de Do, re, mi se incorporó rápidamente a las clases de música en todo el país.*

Ese mismo año, Los Niños Cantores de Lima, que practicaban desde 1962 un repertorio mucho más cercano al de los Niños Cantores de Viena, grabaron un LP homónimo bajo la dirección del maestro Alexander Koseleff, fundador del colegio Hans Christian Andersen, en el cual cantaban en castellano, francés, alemán, japonés y shipibo, acompañados de la orquesta de Héctor Ferreyra[1].

La efervescencia coral no pasó desapercibida para la televisión, que convocó a un concurso entre colegios, vía el programa Villa Twist, de Panamericana Televisión. El ganador fue el colegio San Antonio, del Callao; seguido por el del Pedro Ruiz Gallo, de Chorrillos; Villa María, de Miraflores; Teresa González de Fanning, de Jesús María; y la gran unidad Isabel La Católica, de La Victoria. De todos ellos, solo el colegio Villa María alcanzó a grabar un 45 para FTA, en 1966, con los temas que, vestidos al alemán estilo de la familia von Trapp, interpretó en Villa Twist: Mi Perú y Do, re, mi.

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La moda coral continuó el año siguiente, cuando los estudiantes del seminario Santa Toribio (bautizados para la ocasión como Los Panchitos), y del colegio Mater Purísima, de Miraflores, grabaron sendos LP navideños, para MAG y Sono Radio, respectivamente. Menos nadal fue el LP del coro del colegio Raimondi, que para Sono Radio grabó temas como Polly wolly doodle, La pampa y la puna y Ave María. Otro LP coral más destinado a los niños fue Canciones escolares (MAG 2201), del coro de la escuela normal superior Toribio Rodríguez Mendoza, que incluyó La ronda de los animales, La caridad (de Rossini), y composiciones del matrimonio Amparo Baluarte-Ángel Alvarado (los de Villancicos amazonenses): Madre, El maestro, Canto a la primavera e Himno a Miguel Grau.

Sin embargo, el disco definitivo de este género se grabó, sin mayores aspavientos, en 1965, cuando unos veinte escolares del colegio Manuel Pardo, de Chiclayo, viajaron a Lima contratados por el recién inaugurado sello Decibel. Ese álbum, Ronda de Navidad, fue el inicio de una vendedora serie que continuó con los LP Ronda peruana (1966), Ronda infantil (1966), Súper ronda de Navidad (1968) y finalmente, mudados a IEMPSA, Nuevas rondas navideñas (1973). A fines de los años setenta, cuando la actividad de Decibel era casi nula, seguía vendiéndose y reeditándose aquel primer LP[2].

El coro infantil del colegio Manuel Pardo, de Chiclayo, pasea en Lima a mediados de los años 60

Aunque en los años setenta otros grupos corales grabaron, el siguiente gran éxito tuvo que esperar hasta inicios de los años ochenta, cuando el del colegio Santo Toribio, del Rímac, popularmente conocido como Los Toribianitos, no tuvo problemas en triunfar primero en FTA y luego por IEMPSA, con varios LP y casetes con canciones que se paseaban por todos los géneros. Son, hasta nuestros días, un clásico navideño, a pesar de que el colegio hace años dejó de existir. Contemporáneos a su época de perigeo son los LP de los niños de la Clínica San Juan de Dios, Los Niños Cantores de Huaraz (1981) y Los Niños Cantores de Arequipa (1987).

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Pero definitivamente los coros sonaban pasados de moda para los preadolescente de fines de los setenta, que preferían escuchar a grupos españoles como Enrique y Ana, Los Golfos o Parchis. Inspirados en ellos, en 1982, el productor Peter Dellis decidió reflotar el cuarteto mixto Los Chibolos, que cuatro años antes (bajo el nombre de Los Chibolitos) produjo para El Virrey, con un repertorio mucho más infantil, como Arroz con leche y Los patitos dicen. Los Chibolos, con niños cuyas edades fluctuaban entre los 8 y 12 años, se presentaron con pegajosas canciones de Walter Fuentes y otros compositores nacionales, las que interpretaban en vivo con ensayadas coreografías. Pedro Delistovic (nombre real del maestro Dellis) era casi una autoridad en el tema, pues en los años sesenta coprodujo el primer LP del Tío Johnny y seguidamente acompañó con su orquesta el encomiable LP El sastrecillo valiente. Esta vez Peter controló toda la producción, bajo el sello Promusa, e hizo de mánager en las conferencias de prensa y giras. Merecieron mejor suerte, o por lo menos igual difusión radial que los venezolanos Los Chamos, los mexicanos Ciclón o los puertorriqueños Menudo, con quienes compitieron en la radio.

Pero sin lugar a dudas, la grabación más importante cantada por niños en rock, fue la del único LP de Duro y Blando (Horóscopo, 1983), banda chimbotana de tecnopop liderada por el guitarrista Alberto la Torre y el tecladista Carlos Alvarado, quien sumó al grupo a sus hijos Carlos y Kiko, y finalmente a los mellizos Micky y Raffo, niños provenientes de Nuevo Chimbote. Fue un proyecto ambicioso que buscó desde un principio la distribución internacional, gracias a las cuidadas composiciones de Alberto, ex guitarrista de Y Griega. Sin embargo, la diferencia de edades impidió la amalgama de la banda que prácticamente llegó desintegrada a las grabaciones de Horóscopo. Una pena, temas como Pinball juega conmigo, Soy duro y blando o Señor presidente hubieran sido la envidia de Menudo o Parchís (si las hubieran llegado a escuchar); y al niño que fui por entonces le hubiera gustado cantar en concierto Toca piano.

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Niños solistas

Sería bueno recordar, en esta numeración, que en los años cincuenta la radio y la televisión contemplaban espacios para niños y no escatimaban esfuerzos en buscar estrellas al estilo del español Joselito, cuyas películas eran taquillazos asegurados. Por ejemplo, en el programa Radio Club Infantil, conducido desde 1945 por la histórica DJ Maruja Venegas, debutaron figuras como Lucía de la Cruz, Judith Acuña Wara Wara, Alicia Maguiña, Paco Daglio, los hermanos Ponce, los hermanos Zañartu y Edith Barr. Igualmente, cuando América Televisión inició sus transmisiones, en 1959, contó de inmediato con un espacio dirigido al público menor, a cargo del locutor deportivo Juan Sedó Tío Juan, en cuyo set comenzaron a mostrar sus voces Rulli Rendo, Kela Gates, Lucho Bayona, Linda Lórenz, Los Canillas, y anecdóticamente también el niño imitador Mario Poggi, quien ya desde entonces cultivaba esa habilidad histriónica. Ninguno de ellos alcanzó a grabar en ese momento.

En cambio, sí llegó al vinilo el programa radial del Abuelito Tito, conducido por el hombre de radio Alipio Ponce de León, en radio Lima. Por 1957 MAG publicó por lo menos dos EP que contenían sus narraciones de cuentos como El gato con botas, La cucarachita Martina y El viejo pescador del Titicaca, entre otros.

Uno de los EP de cuentos del Abuelito Tito

En 1966, al mismo tiempo que la niña prodigio Marisol visitaba Lima, debutaba en el cine el dúo de niñas Chachita y Pilar Hormazábal, a través de la producción mexicana-peruana Seguiré tus pasos, estrenada al año siguiente. Al poco tiempo, Chachita inició una corta carrera musical en solitario. En 1967, una interpretación suya, Dios es mi padre, se incluyó en el LP Misa Juvenil (Líder), seguida por tres discos de 45 con agogós de temática infantil. Posteriormente su labor se centró en la conducción televisiva, en Panamericana, hasta que en 1969 abandonó las pantallas intempestivamente.

Mucha más sólida fue la trayectoria discográfica de la chiclayana Zoilita Soriano, quien entre 1967 y 1969 grabó seis 45 y un LP para el sello Decibel, antes de cumplir los 15 años. Todo esto mientras era figura del canto en los programas Tío Johnny y Cachirulo, de América TV. A partir de 1969, su carrera se centró en la conducción televisiva, vía el programa juvenil El botón, para el que grabó, en Sono Radio, cuatro temas en un EP, acompañada de la orquesta de Jaime Delgado Aparicio. Seguidamente se dedicó al género internacional, obteniendo galardones en diversos festivales.

Del programa Tío Johnny también salieron otros dos niños que alcanzaron a grabar discos en esta misma línea. Una fue Verónica Graham, cuyo único 45 para El Virrey lo formaron Cantando siempre voy y la pegajosa Mi orquestita gogo, acompañada de la orquesta de Peter Dellis. Del otro niño, solo se sabe que bajo el nombre artístico de Moisés Walter grabó un solitario 45 con los temas Niña mía y No sé qué pasará.

Vinilo de Zoilita Soriano

El intento más integral por producir una figura de corte internacional se plasmó en 1967, cuando el niño de 12 años de edad Genaro Ganoza grabó para IEMPSA, bajo el nombre artístico de Nayo, un LP compuesto por canciones de su padre, el guitarrista homónimo de los criollos y consagrados Los Kipus. Una de sus interpretaciones más célebres, Plegaria de un niño (de origen venezolano), que describe los sentimientos de un hijo ante el divorcio de sus padres, se incluyó en su más exitoso 45, junto a la canción de Por un caminito, de Leo Dan. Todos sus discos conocieron reediciones internacionales, y llegaron hasta Estados Unidos.

A inicios de los años setenta, parece decaer el interés de los sellos por promover figuras infantiles, probablemente porque la nueva Reforma Educativa del gobierno de facto prometió supervisar de cerca los contenidos dedicados a los menores… por lo menos sobre el papel.

La coyuntura no amilanó al importador sueco Gösta Lettersten, quien desde 1970 organizó, en la Feria Internacional del Pacífico, el Festival de la Canción Infantil; que, bajo las premisas de estimular canciones apropiadas para la niñez y establecer un vínculo de fraternidad entre los niños de América, otorgo premios en las categorías Nacional (criollo y folklore), Nueva Ola (baladas, agogó) y Tropical (boleros, cumbias y guarachas). El festival se convirtió en cantera de nuevos talentos (los intérpretes no debían sobrepasar la edad de 14 años) y mantuvo vigente el género entre los compositores hasta inicios de los años ochenta, primero bajo la conducción del Tío Johnny y luego bajo la de Yola Polastri.

En vinilo se conoce a los ganadores de las ediciones de 1972 y 1975, plasmados en dos EP, que incluyen, entre otros, a los niños Johnny Rojas, Edith Mencia, Miguel Murguía y Mónica Zevallos, Adita Fernádez de Prada y Juan Poggi, quien compitió con una composición del poeta César Calvo.

El Festival de la Canción Infantil, de la Feria del Pacífico, promocionada por 1973

Por su parte, la niña Gladys Mercado, quien participó en la primera edición del festival con Un barquito azul, grabó este tema para Dinsa, seguido de otro 45 del mismo estilo, que incluyó: Loca por ti y El rey Neptuno. Seguidamente, la carrera de Gladys prosiguió por festivales internacionales.

De la edición 1976 del Festival sobresale el segundo lugar: Mi casa, una canción de Tania Libertad y Francisco García, cantada por Tania Helfgott, de 12 años de edad, conocida posteriormente por su trabajo como actriz. Además, en esa misma edición, el tercer puesto se lo adjudicó el compositor Ginette Rodrigo, quien compondrá años después para el repertorio de Yola Polastri.

De las decenas de canciones que concursaron cada año (la mayoría no grabadas), vale la pena recordar a la ganadora de 1978: Capitán de los 7 Mares, grabada posteriormente por Yola Polastri, y que fue interpretada en la competencia por Rafaelito, quien tres años antes ganó el festival Iberoamericano Infantil de Madrid con el tema Semilla de maldad, grabado para Infopesa en 1979.

Otro éxito de fines de los setenta, fue el tema central de la serie animada Marco, interpretado por Demetrio Gonzales Ahumada, para el sello Promusa-KDT, y bajo el nombre artístico de El Chepenano, (aunque antes, bajo el seudónimo de El Joselito Peruano, ganó una edición de la Peña Ferrando). Al otro lado de ese solitario disco figuró otra canción infantil: La de la mochila azul.

Por su lado, Infopesa editó un EP con artistas como el ya mencionado Rafaelito, Las Conejitas y los exitosos Los Pajaritos, que por 1982 realizaron giras por diversas ciudades, logrando un Disco de Oro por las ventas del 45 con Muñequita del ritmo y Feliz cumpleaños. La fama los llevó también al programa de televisión de Yola Polastri.

De la TV para los niños

Mayores de edad, provenientes del mundo de la televisión, también fueron convocados por la industria del vinilo para niños, complementando el mercado de producciones extranjeras de cuentos, bandas sonoras de las películas de Disney (El Virrey), el mexicano Cri Cri y la argentina Vitrolita (FTA), y Topo Gigio (Decibel), infaltables en las tiendas.

El LP El sastrecillo valiente (El Virrey, 1964), nació de un efímero programa conducido por la modelo y conductora Gladys Albert Goyita, vía América Televisión. Un lado está formado con narraciones a cargo de Goyita, con música de fondo del maestro Alejandro Hernández; el otro, con canciones interpretadas por la consagrada cantante Connie Philips, acompañada por el conjunto del infaltable Peter Dellis[3]. Además, un cuaderno con ilustraciones de Lena Stockli acompañó la cuidada producción.

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Del mismo año data la primera grabación del Tío Johnny: En TV, que se complementará el siguiente año con el LP Happy birthday. En ambos discos de El Virrey se despliega el mágico mundo del programa, amenizado por mayoritarias versiones de Cri Cri, e infaltables llamadas al coscorrón como fuerza educadora. Su lado más amable son las apariciones de la cantante Maribel Freundt, bautizada para la ocasión como Betty. Ella y el Tío viven «a este lado del camino» acompañados por Doña Vaca y Doña Brujita, quien curiosamente se desplaza en un platillo volador. Un mundo de ensueño y definitivamente de otra época. El final del primer LP acaba con una frase que hubiera provocado pesadillas a Mafalda: «A cada boca su rica sopa». En 1968 el programa cambió de canal y de casa discográfica. Ya mudados a Panamericana Televisión se publica el LP El Tío Johnny en Panamericana TV, vía Sono Radio, manteniéndose vigente hasta su cancelación, en 1972.

El Tío Johnny, a este lado del camino

Su reemplazo, en América Televisión, fue el programa Cachirulo y sus Cuatronautas (del cual no se conocen grabaciones), dirigido por el comediante mexicano Rodolfo Rey Cachirulo, quien encarnó en la conducción a un niño juguetón y travieso propenso a desobedecer; o sea, la contraparte del tío adulto de mano dura. En lo que sí coincidieron ambos programas fue en contar entre sus invitados a buena parte de la escena de grupos de beat-agogó (como se ve en la foto de portada de este artículo, en el cual se aprecia a los nacionales Los Mustang).

Otro programa que saltó al vinilo fue Villa juguete (vía El Virrey, 1976), conducido por la cantante Mirtha Patiño, quien antes incursionó con el dúo Los Quintos de Oro en la música criolla. Un EP que, junto con clásicos de Cri-Cri, incluyó temas populares y composiciones propias, acompañada de la orquesta del maestro Carlos Huambachano.

Promoción del programa de televisión La casa de cartón

Por el lado estatal, sobresalen los discos de La casa de cartón, recopilación de canciones difundidas en las 22 ediciones que duró el programa de televisión del mismo nombre, transmitido por tres canales entre 1976 y 1977, años de la dictadura militar. Un importante proyecto grupal que tomó forma en el contexto de la Reforma de la Educación. Su distribución estuvo a cargo exclusivamente del Ministerio de Educación y no se conoce en Internet su segunda edición, a pesar que su salida a la venta fue publicitada por la prensa.

El concepto de estos programas había cambiado en abril de 1972, gracias al debut de El mundo de los niños en América Televisión, espacio diario que, según su productora, la pedagoga Nancy Soto, contó desde el inicio con el visto bueno del Ministerio de Educación, ya que se ajustaba a los preceptos de la Reforma Educativa en cada una de sus secuencias. Estas secuencias eran, en una primera etapa, prologadas por un maestro[4]. Sin embargo, ante el rechazo de los niños por este formato con profesor, se reclutó a la polifacética Yola Polastri[5], quien al poco tiempo se hizo totalmente responsable del espacio. Aunque recién en 1975, luego de diversos requerimientos, llegó a grabar en vinilo.

Sus primeras grabaciones son principalmente del argentino Pipo El Pescador y los españoles Gaby, Fofó y Miliki, acompañada por Tito Chicoma. Paulatinamente ingresan temas nacionales del maestro Ismael Contreras (proveniente del activo mundo del teatro infantil), Víctor Cuadros, Ginette Rodrigo, Regina Alcóver, Frank Privette y hasta de la misma Yola, entre otros.

A inicios de los años ochenta, de regreso de una extensa gira por EE.UU., ya bajo la producción de Víctor Cuadros y Frank Privette, su repertorio se dirigió, al público más adolescente, para lo cual contó con diversas adaptaciones de éxitos de moda que van desde Bruce Springsteen hasta Led Zeppelin, pasando por clásicos de la música disco. Foto 8

Los coleccionistas han consagrado como su favorito su último LP, Yola Rocker (IEMPSA, 1989), y puede ser que sea cierto. Pero definitivamente se deja extrañar una antología de sus grabaciones, que incluya especialmente temas de autores nacionales, pues Yola Polastri es, por calidad y trayectoria, la figura emblemática de las canciones para niños en nuestro país.

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Antología

Acá una recomendada selección de canciones disponibles en youtube:

[1] Ver: http://vinilosperuanos.blogspot.com/2015/02/los-ninos-cantores-de-lima-los-ninos.html

[2] Ver: https://elcomercio.pe/somos/historias/navidad-coro-ninos-chiclayanos-1965-cantaron-villancicos-hoy-conocemos-noticia-589402-noticia/

[3] Más detalles en: https://www.discogs.com/es/Goyita-Connie-Philp-El-Sastrecillo-Valiente-Canciones-Infantiles/release/12443608

[4] En: «¡Quién critica a Yola?», diario Expreso, 4 de marzo de 1973.

[5] Yola estudió ballet con Trudy Kressel y debutó a los 18 años con el grupo de baile agogó Las Cincodélicas, y luego con Ritmolandia, a fines de los años sesenta. En este último programa hizo sus pinitos en el canto y, luego de estudiar en el Club de Teatro de Lima, desempeñó algunos papeles en telenovelas.