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Síntomas de techno

Ondas electrónicas subterráneas desde Perú (1985-1991)
Por Luis Alvarado

(Texto extraído del booklet del álbum Síntomas de techno, lanzado por Buh Records en junio del 2022)

El título de esta compilación se inspira en el nombre de un concierto realizado en Lima, en 1991, considerado el primer concierto techno que se hizo en Perú. Aun cuando no todas las agrupaciones aquella vez hacían techno, sí compartían que todas empleaban teclados. Cuatro de ellas sin embargo sí estaban adscritas al sonido electrónico. El concierto fue una señal de la diversificación de estilos musicales que venía manifestándose en el circuito alternativo de Lima, y entre ellas el surgimiento de una micro escena, que tiene en el concierto Síntomas de techno un importante eslabón para diversos eventos que en la década de los 90s gestaron ya una cultura de música electrónica a nivel local.

Fernando Cachorro Vial de Paisaje Electronico y Wicho García de Meine Katze Und Ich (PH Rocío Morales)

Pero vayamos un poco atrás. A principios de los 80s la música de sintetizadores y cajas de ritmos tenía una presencia discreta en el Perú. La vuelta a la democracia en 1980 y la apertura a las importaciones había generado una cierta afluencia de dichos instrumentos electrónicos. Quienes más lo aprovecharon fueron las orquestas tropicales y de chicha, tanto en Lima como diversas partes del Perú. La fiebre internacional de la música disco llevó también a muchas de estas agrupaciones a hacer sus propias versiones. Se formaron algunos efímeros proyectos de música disco de sintetizadores como Rollets o Grupo Swing. La famosa artista de música infantil Yola Polastri, popularizó también el género con su álbum Yola Discoteque (1983). Incluso artistas que venían del mundo de la música concreta y cósmica como Arturo Ruiz del Pozo, no pudieron resistirse a la poderosa influencia de la música disco, notoria en su álbum Viajero Terrestre (1986). Un caso singular lo constituyen las primeras grabaciones de Dr. No, el grupo liderado por Chachi Luján, quien en los 70 había formado la banda de rock Telegraph Ave, y que iniciados los 80 grabó unas cuantas canciones usando enteramente sintetizadores y caja de ritmos.

Pero en simultáneo, y como respuesta, aparecieron lugares que daban a conocer otros estilos musicales alternativos surgidos de la new wave y el post punk. En 1979, abrió en Lima una discoteca significativamente llamada No Disco, que dio paso luego a otras discotecas como Biz Pix, No Helden, y Nirvana, lugares que se convirtieron en el punto de encuentro de una joven generación de inconformes que asimilaba las nuevas tendencias musicales alternativas. Fueron esas discotecas también las que acogieron a muchas de las agrupaciones del naciente rock subterráneo.

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Lima era entonces una ciudad convulsionada por una aguda crisis económica y un entorno violentista producto de la guerra entre grupos terroristas y militares. En medio de ese conflicto estalló el rock subterráneo, que con un lenguaje crudo y desencantado asimiló los postulados del punk y el DIY. Un puñado de bandas empezó a darse a conocer a través de maquetas y fanzines. Para 1985 los subterráneos, o subtes, ya habían articulado una escena con bandas icónicas como Narcosis, Leuzemia, Zcuela Cerrada, Guerrilla Urbana y Autopsia.

La existencia de Narcosis fue breve pero intensa (1984-1985), tras disolverse, sus integrantes se abocaron a explorar nuevos estilos. El guitarrista Fernando “Cachorro” Vial formó el grupo post punk Feudales, con el que lanzó una maqueta en 1986, que en su lado b incluía grabaciones de un proyecto llamado Paisaje Electrónico. Allí se adentraba en el sonido techno-pop, usando solamente sonidos sacados de un Casiotone que consiguió prestado por una noche. El cantante Wicho García, por su parte, había ya dado muestras de su interés por los collages sonoros, usándolos para las intros de algunos temas de Narcosis. La obsesión con las técnicas de montaje lo-fi se reflejaron en un nuevo proyecto llamado Meine Katze und Ich (Mi gato y yo) de 1985, que recién se dio a conocer a principios de la década del 2000 cuando se rescató una antigua grabación llamada “La gran masa”, que recogía el espíritu punk de Narcosis en un formato de pop de teclados y caja de ritmos. Ninguno de los dos proyectos hizo conciertos, pero eran las primeras señales de un espíritu techno que se extendía en los circuitos musicales alternativos de Lima.

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Fue recién con la aparición del grupo Disidentes, entre fines de 1987 y mediados de 1988, que en Lima se dieron a conocer las primeras exploraciones electrónicas ruidistas en vivo. Disidentes estaba formado por Martín Ponce (voz), Rodrigo Vivar (teclado), Raúl Mondragón (percusión y voz), y Hoover (percusión). Si bien no eran estrictamente electrónicos, el grupo empleaba bases rítmicas y sonidos electrónicos extraídos de un Casiotone. Tenían una puesta en escena poco convencional, que incluía el uso de placas metálicas y cilindros usados como percusión que procesaban con efectos de guitarra, un megáfono, y proyecciones de diapositivas. En estas se veían escenas de las madres de Ayacucho que sincronizadas con grabaciones de audio de promesas del ministro de economía, mostraban una realidad tan contrastada como desoladora, que desembocaba en vendavales de ruido dando inicio a las que deben ser las primeras performances de música industrial en el Perú, un género musical, que al igual que el EBM, empezó a darse a conocer en los ambientes alternativos de Lima, gracias a los viajes o intercambios musicales que hacían algunos músicos y miembros de la movida. Los happenings multimedia empezaban también a aparecer, entre ellos aquel organizado por María Castro, Pancho Almenara y el Grupo El Sol, en la discoteca Nirvana. Pero la difusión del techno y géneros electrónicos afines se hizo también a través de fanzines, como el que dirigía el propio Martín Ponce, llamado “Prototipo” (1987) o el que dirigía Rollo Roncallo, llamado “Núcleo” (1986). Disidentes grabó algunos demos que recién se publicaron hacia mediados del 2000. Raúl Mondragón ha manifestado que, aunque asistía a eventos del rock subterráneo, él y sus proyectos musicales eran ajenos a dicha movida.

T de cobre

Tras la disolución de Disidentes, Martín Ponce y Lucio Salazar (quien se integró en el último show), se unieron a un proyecto que venía gestando Armando Poma (Boy), Jesús Ávalos (Billy) y Alejandro Medina (Jando). Se llamó T de cobre, y debutaron en vivo en setiembre de 1988 en la recordada Peña Huascarán. Mantuvieron algunos de los planteamientos industriales de Disidentes, como el uso de percusiones metálicas y megáfono, además de las proyecciones de diapositivas con imágenes de prensa que retrataban la violencia interna. Sin embargo, había un mayor empleo de sintetizadores y de caja de ritmos, los cuales alquilaban a Martín Figueroa del estudio Astro Producciones, y que daba como resultado un sonido cercano al EBM, con un repertorio de canciones crudas, de áspero ropaje electrónico y ritmos absolutamente maquinales. T de cobre no hicieron más de 6 conciertos, pero dejaron algunas grabaciones, un videoclip y una huella profunda en la movida.

A raíz de asistir a un concierto de T de cobre, un grupo de amigos decidió que era el momento de formar una banda. Así surgió Círculo Interior en 1988, teniendo como integrantes a Willy Techno (CZ 101), Ricardo Barrantes (CS15), Carlos Vásquez (TR 505) y Jorge Munive (YS 200). Círculo Interior orientaban su sonido hacia un techno- pop oscuro, pero también mostraban acercamientos a la electrónica dance, con influencia del techno detroit. Debutaron en 1990 en una fiesta organizada por el colectivo Arkadia y estuvieron involucrados en la organización del concierto Síntomas de Techno, inspirado en el nombre del grupo mexicano Syntoma, y realizado en La Cabaña, el 15 de marzo de 1991, por iniciativa de José Torres Lam, un estudiante de comunicaciones de la Universidad de Lima, asiduo a los conciertos subterráneos.  El afiche se basó en el humanoide que servía de logo de Corporación sintética, sello discográfico del grupo Syntoma. En aquel evento se dieron a conocer otras tres agrupaciones de sonido techno: Ensamble, Cuerpos del deseo y Reacción, además de grupos de post punk como Nosotros No, Deckadas y Vade Retro. Se había anunciado precipitadamente la participación de Stress Full, el nuevo proyecto de los integrantes de T de cobre, quienes finalmente no se presentaron, pero estuvieron entre el público.

Ensamble en vivo en La Cabaña 1991

Ensamble se había formado en 1989, con los hermanos Jorge González (teclados y voz) y Edgar González (teclados), Julissa Castañeda (voz) y Christian Villacrez (teclados). Debutaron en febrero de 1990 en un concierto en La Casona, junto a los grupos subtes Cardenales y Corazón Violento. Jorge González llevaba ya varios años familiarizado con los teclados, había tocado en la banda subte Psicosis, y había formado un primer proyecto llamado Fierros Oxidados, en 1988. Con Ensamble participaron de Síntomas de techno, y desde entonces iniciaron una intensa actividad durante los 90. Su estilo transitaba por el EBM y el synthpop, siendo este último el género que más los ha identificado. De todas las agrupaciones surgidas en dicho período ha sido la única que se ha mantenido en actividad hasta la actualidad.

Reacción

Reacción era el grupo de Magno Ortiz, Támer Flores y Luis Enrique Torres. Se formó en mayo de 1988 y hacían presentaciones con cierta frecuencia en un circuito universitario y lugares como La Casona de Barranco, no estaban ligados al circuito subte pero desarrollaron instantánea afinidad con las agrupaciones techno que estaban apareciendo. En sus conciertos alternaban algunas versiones de Depeche Mode y Los Prisioneros, con canciones propias, orientados siempre hacia una tendencia synthpop. Tocaron en el concierto Síntomas de techno en una versión de dúo, ante el viaje de Luis Enrique Torres a Estados Unidos por estudios. Lograron grabar algunos demos de un extenso repertorio de canciones.

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Cuerpos del deseo fue un proyecto formado en 1990 por el artista visual y músico Renzo Ortega (teclados, coros) junto a Christian Ames (voz) y Rodolfo Pajares (percusión). Debutaron en un concierto llamado Rock en Protesta ahora más que nunca, junto a bandas de rock subterráneo como Combustible, Psicosis, Irreverentes y Actitud Frenética. En vivo usaban una tarola para marcar la base rítmica. Luego de su participación en Síntomas de techno lanzaron la maqueta Por una razón (1991) grabada como formato dúo, ante la salida de Rodolfo Pajares, y que contenía canciones techno pop de urgente espíritu punk, y de austera y creativa instrumentación de teclado con acompañamiento de batería incorporado. La maqueta estaba ilustrada con una gráfica del artista Julio Granados.

Cuerpos del deseo

Cuerpos del deseo

Ese mismo año un grupo llamado El Sueño de Alí lanzó también la maqueta En el valle del placer, una combinación de techno pop y new wave, que abría un nuevo horizonte en el universo de las exploraciones techno limeñas. Nutrido de muchas influencias, el ropaje techno era un medio para aterrizar un hervidero de ideas de Pelo Madueño, antiguo baterista de Narcosis, Eructo Maldonado y Miki González, secundado por Félix Torrealva (Eructo Maldonado) y Johanna San Miguel. Las canciones habían sido compuestas entre 1988 y 1989, y finalizadas de grabar en enero de 1990 en una portaestudio de Madueño. No hicieron conciertos, y más bien fue la semilla de un proyecto posterior llamado La Liga del Sueño, que logró gran atención mediática.

Pelo Madueño (El Sueño de Alí)

Hacia mediados de la década del 90, Círculo Interior se transformó en Unidad Central, una de las agrupaciones emblemáticas de la naciente cultura rave en Lima. Cuerpos del deseo, empezó a compartir conciertos, e incluso un split, con Insumisión, el proyecto musical de Leonardo Bacteria quien terminó siendo cantante del grupo. Renzo Ortega luego formaría el dúo Vacuna tu hijo. Bacteria por su parte, se convirtió desde mediados de los 90s en figura icónica del gabber y digital hardcore hecho en Lima.

De otro lado, Ensamble tuvo una actividad intensa y por sus filas pasaron muchos músicos que formarían diversos proyectos de synthpop como Avatar, Deimos o Estación Perdida. Proyectos nuevos como Arian 1 consolidarían un sonido EBM en Lima. A fines de los 90s ya era más nítido un circuito diversificado de música electrónica, donde cada tribu empezaba a definir su propio espacio: el circuito dance, el synthpop, EBM y la escena de música electrónica experimental o ruidista.

Pero lo ocurrido entre 1985 a 1992 con la aparición de esta primera hornada de proyectos techno, fue una forma de abrir el camino para un nuevo tipo de comunidad de música electrónica local en un contexto tan crítico y desolador, que canciones como “En la tiniebla” o “Industria de Odio” retrataban. Si bien alternaron con los subtes, la música de estos artistas reclamaba otro tipo de espacio y libertades, y puede decirse que en sí misma definió una nueva sensibilidad, que chocaba con la línea rockera de la movida subte. Podían ser excéntricos, no sólo por el atrevimiento de darse a notar, sino por hacerlo inventando sus propias formas y métodos, volcando una inventiva en base a lo que tenían a la mano. Fue por ello también una batalla contra las limitaciones técnicas, a la que estos grupos opusieron creatividad y una capacidad de moverse siempre fuera de la norma.